viernes, 3 de febrero de 2012

"Primer verano" (Presque Rien, Sébastien Lifshitz, 2000)

Presque Rien
Escrita por Stéphane Bouquet y Sébastien Lifshitz.
Dirigida por Sébastien Lifshitz.
Actuada por Jérémie Elkaïm, Stéphane Rideau, Dominique Reymond, Marie Matheron, Laetitia Legrix y Nils Ohlund, entre otros.
Música por Perry Blake.
Fotografía de Pascal Poucet.
Edición de Yann Dedet.

Sobre todo, aquel verano. La película se interrumpe entre tres tiempos intercalados: el verano, el hospital y la guarida. Y es el verano lo más fascinante de la película. Quién sabe si, como dijeron por ahí, haya sido la depresión la que trastocó sus tiempos e hizo su verano más intenso.  Hay una curiosidad desde el momento cuando Mathieu juega con su pene (de qué fuerza carece esta palabra al lado de verga o de pipí, más infantil, pero menos insípida que 'miembro', 'órgano viril' o la pacatería de 'su sexo') en el baño, pero lo interrumpen o cómo juega con el pájaro muerto. Hay una tremenda tentación provocada por la playa, que entre la sal y la arena, pero sobre todo, entre el sol y la desnudez, despierta el deseo. El intercambio de miradas, perseguirse, besos, bailes y cantos nocturnos en la playa: los escarceos entre ellos son sinceros y, por lo tanto, sabrosos. Nos muestran el deseo del uno por el otro, sus abrazos, sus besos, sus relaciones sexuales. Nos muestran sus noches en la playa, besos y caricias que tanteamos entre sombras. Su relación es excitante porque la tremenda química que tienen ambos es mostrada de manera natural. Prueba esto, no sólo el desparpajo de los desnudos, sea curioséandose, acariciándose o teniendo sexo; también que el descubrir la sexualidad ante los demás es tratado desde distintos puntos de vista (reproche de la hermana, indiferencia de Annick y aceptación de la madre), pero nunca se detiene demasiado en ello. Y la confesión de Cédric de haber engañado a Mathieu da a entender que era tentación de un verano, y da para suponer, porque la película nunca muestra una causa directa, que de ahí estalló la depresión. Tentación de un verano, mudanza definitiva para Mathieu de su familia y de aquella tentación.

En esto, se me antoja llamar los otros segmentos de la película, otoño e invierno, pero sería más una precisión metafórica que temporal (aunque, ¿no es el tiempo una metáfora de nosotros?). Son dos tiempos, además, inciertos. Se extienden a expensas del verano, carentes de su pasión. Pero es el invierno el que brinda la imagen más memorable de la película: la de dos personas caminando por la playa, dos personas de las que, por un momento, ni siquiera podemos distinguir si caminan hacia nosotros o si se alejan. Se trata de Mathieu y Pierre, ex-novio de Cédric, pero lo sabemos por sus voces que escuchamos, no por estos dos errantes que vemos.

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